Llegada la primavera sabemos que es la época más susceptible al enamoramiento. Y hoy os voy a revelar algunos datos de qué nos pasa cuando nos enamoramos. La única parte lógica del amor.
Las matemáticas del amor
un libro revela las
estadísticas más curiosas de las relaciones
¿Cuánta razón tiene un hombre que desconfía de su mujer?
¿Varía ese porcentaje cuando ella duda de él?
¿Qué frase les hiela la sangre?
¿Siente la gente que se casó con su alma gemela?
El australiano John Croucher reveló éstas y otras respuestas
En el amor no hay nada escrito. O al menos no había. Un
nuevo libro sacó a relucir las estadísticas más curiosas de las relaciones.
Por ejemplo, cuando un hombre piensa que su pareja le está
siendo infiel, hay un 50-% de posibilidades de que tenga razón. Pero si es ella
la que sospecha de él, la probabilidad de que acierte es de un impresionante 85
%.
¿Intuición especial? No, simplemente matemáticas, tal y como
aparecen recopiladas en "El amor en números", una mirada amplia y en
ocasiones excéntrica sobre las cifras y las tendencias detrás de cómo y a quién
ama la gente.
El texto fue elaborado por el estadístico australiano John
Croucher, como una manera de hacer que el romance y el sexo tengan sentido.
"Pregunta a los hombres qué cosa que les diga su pareja
les enfría la sangre y el número uno en todas las encuestas que he visto es
'Tenemos que hablar'. Los hombres no quieren hablar, y si ella lo va a hacer es
porque le va a dejar, ha encontrado a otro o ha averiguado algo sobre él",
explicó Croucher, profesor en la Universidad Macquarie.
"La segunda es: '¿Quién era esa mujer con la que te vi
hablando?'", agregó.
En tanto, consideró que, para las mujeres, la frase temida
es "¿Qué hay para cenar?".
Algunos datos curiosos
Entre las estadísticas incluidas en el libro, resultado de
años de investigación y estudio sobre el comportamiento de la gente en las
citas rápidas, hay cosas tan disparatadas como:
el 68% de los hombres cree que una invitación de una mujer a
tomar café en realidad es una invitación para mantener relaciones sexuales.
el 11% de los encuestados en Estados Unidos ha dejado una
relación por un gato.
El lenguaje corporal
Dado que entre el 60% y el 90% de la comunicación física
entre los seres humanos se debe a señales no habladas, una importante parte del
libro está dedicada a cómo traducir ese lenguaje corporal del modo más útil
posible.
Así, les da algunos tips para los hombres que quieren
parecer atractivos a las mujeres: deben ponerse una camisa roja y coquetear con
otra mujer, o mejor aún, con dos.
Pero si eres una mujer, los hombres te encontrarán más
interesante si estás sola.
Una mujer que se toca el pelo o cruza las piernas está
tratando de llamar la atención de un hombre, al igual que si acaricia un objeto
redondo, como el vaso que esté bebiendo.
Aunque Croucher admite que algunas respuestas, sobre todo
aquellas que tienen que ver con parejas sexuales, tienen que someterse a cierto
ajuste, muchas son una guía útil de cómo piensan las personas.
Es como preguntar a un hombre cuánto mide, añadirá dos o
tres centímetros, pero si preguntas a una mujer cuánto pesa, se quitará tres
kilos", afirmó. ( TÍPICO)
"Es algo divertido, pero también es serio, porque de
hecho puedes mirar el modo en que se comporta el resto del mundo y sus
actitudes, y la naturaleza humana y las relaciones".
¿Existen las almas gemelas?
Al ser consultado sobre cuál es su estadística favorita, el
autor explicó recordó la pregunta sobre si la gente se casaría con su pareja
actual si supiera entonces lo que saben ahora. La respuesta negativa llega
hasta el 70% en las mujeres.
"Preguntan a la gente si aún cree en el amor a primera
vista y si creen que se casaron con su alma gemela, y sólo el 39% de las
personas responden que se han casado con su alma gemela", indicó.
"El 21% creía que se había casado con su alma gemela
pero se equivocó, mientras que el 32% dice estar seguro que no lo hizo. Así que
menos de dos de cada cinco se casaron con sus almas gemelas", apuntó el
estadístico.
En cuanto a la respuesta a una de las preguntas más
peligrosas, destacó que el 52% de los hombres asegura que mentiría si su pareja
le preguntara: "¿Mi trasero parece demasiado grande?".
Que pasaría si existieran estadísticas para enfrentar el
amor?… Esa fue la pregunta que se hizo la Dra Luisa Dillner, columnista de un
diario británico donde brinda consejos a los lectores que le cuentan sus
problemas sentimentales.
En base a todo lo que había recopilado creo el libro Love by
Numbers, cuyas páginas están llenas de curiosos datos donde uno rápidamente se
puede ver reflejado. Aquí algunos de ellos para que comentemos:
80% de las personas volvió a reencontrarse con su primer
amor. ¿Te suena? ¡El primer amor nunca se olvida!
9 meses es lo máximo que duran las parejas que no son
igualmente atractivas, tomando en cuenta físico, personalidad y dinero. ¿Estás
de acuerdo?
33% de las personas que tuvieron una relación estable y con
hijos vuelve. Así que ojo si andas con un recién separado…
26% de las personas que ya no tienen sexo con su pareja,
porque a él o a ella ya no le interesa, optan por tener un amante.
50% de las parejas estaunidenses se separa después de los 7
años, o sea, sí existe la comezón del septimo año y pasarla es un gran logro.
Según la Dra. Dillner, ese es el tiempo que nos demoramos en decepcionarnos el
uno del otro, lo que implica que si logras aceptar los defectos y debilidades
de tu pareja puedes pasar esta etapa.
Debo destacar esta
frase de la Dra. Dillner: “Me gusta la idea de que las parejas infelices pueden
mejorar. Es que en el fondo las parejas no pueden ser felices todo el tiempo”.
Tu corazón late con fuerza, las manos te sudan y hasta te
cuesta conciliar el sueño. Descubre por qué te sientes así cuando te enamoras.
Cada vez que te enamoras, un montón de mecanismos se ponen
en marcha en tu cuerpo. Todos ellos se activan, eso sí, desde el cerebro, así
que podría decirse que el amor es, en realidad, una cuestión más de mente que
de corazón.
El organismo enamorado libera sustancias químicas
responsables de los típicos síntomas del flechazo, y también causantes de esas
sensaciones de euforia y felicidad que nos invaden. Las más importantes son la
dopamina, la adrenalina y la norepinefrina. La dopamina eleva nuestro deseo
sexual y además aumenta nuestra capacidad de concentración y nos hace sentir
eufóricos, al igual que la norepinefrina, que también es responsable de que se
nos quite el hambre.
¿Piensas a todas horas en tu amado o amada? Échale la culpa,
de nuevo a la química. Esa obsesión se debe a los niveles más bajos de
serotonina. Además, el amor produce sentimientos adictivos similares a los de
las drogas, y esta afirmación tiene un fundamento neuroquímico muy sólido.
Por si fuera poco, los científicos han descubierto que el
amor es capaz de cambiar nuestro cerebro: un estudio publicado en la revista
Frontiers of Human Neurosicence demostró que al menos diez áreas del mismo
modifican su actividad cuando nos enamoramos. En concreto, las regiones
relacionadas con la motivación, la recompensa y las aptitudes emocionales se
ven estimuladas.
En resumen, parece que el amor afecta, y muy positivamente,
a nuestro organismo, ¡siempre que no lleguemos al extremo de convertirlo en una
adicción!
Así funciona el
cerebro enamorado Así funciona el cerebro enamorado
¿En qué zona del cerebro se encuentra el amor?
Que los
sentimientos amorosos no se forman en el corazón sino en el cerebro, es algo
que la ciencia ha demostrado hace tiempo. ¿Pero dónde exactamente? Científicos
de la Universidad de Concordia, en Canadá, han dado con la respuesta. Y
aseguran que prácticamente coincide con el área cerebral donde reside el deseo
sexual.
Concretamente, a partir de veinte estudios independientes
que examinaban la actividad cerebral de distintos sujetos mientras observaban
imágenes eróticas o fotografías de sus seres queridos, Jim Pfaus y sus colegas
han llegado a la conclusión de que tanto el amor como el deseo sexual activan
áreas del núcleo estriado y de la ínsula. Sin embargo, las neuronas que se
estimulan son ligeramente distintas. La región activada por el deseo sexual es
la misma que se pone en marcha ante estímulos que causan placer inmediato como
el sexo y la comida. Sin embargo, el área vinculada al amor está implica en
procesos de condicionamiento mediante los cuales a aquellas cosas que nos
generan una recompensa se les atribuye un valor, convirtiendo el deseo en amor.
Además, el amor activa también rutas en el cerebro que están
involucradas en la monogamia. "Mientras el deseo sexual tienen un objetivo
específico, el amor es más abstracto y más complejo, y no depende tanto de la
presencia física de la persona hacia quien se profesa", aclara Pfaus, que
añade que el amor es un hábito, "aunque no malo", que nos vuelve
"cerebralmente adictos".
Un reciente meta-análisis realizado por la investigadora
Stephanie Ortigue, de la Universidad de Syracuse, en Nueva York, revela que
enamorarse no sólo puede provocar una sensación de euforia parecida a la
vinculada al consumo de cocaína, sino que también afecta a las áreas
intelectuales del cerebro. Además ha calculado que el fenómeno popularmente
conocido como 'flechazo' tarda aproximadamente un quinto de segundo en surtir
efecto.
Los resultados del trabajo de Ortigue, publicados bajo el
título "La Neuroimagen del Amor" en la revista Journal of Sexual
Medicine, revelan que, cuando una persona se enamora, hasta 12 áreas del
cerebro trabajan conjuntamente para liberar las sustancias químicas que inducen
euforia, como la dopamina, la oxitocina, la vasopresina o la adrenalina. Y que
"diferentes tipos de amor implican a distintas áreas cerebrales". Por
ejemplo, el amor apasionado pone en acción a las zonas relacionadas con la
recompensa y algunas funciones cognitivas superiores, como las que participan
en la creación de metáforas y en la representación de la imagen corporal.
Entonces, ¿el amor es corazón o cerebro? ?Yo diría que el
cerebro, pero el corazón también está implicado", responde Origue, que
cita como ejemplo que cuando se generan cascadas de neurotransmisores en
ciertas zonas del cerebro el corazón se acelera y aparecen las ?mariposas? en
el estómago. Según la investigadora entender cómo y por qué nos enamoramos
ayudará también a reparar un "corazón roto" por el desamor.
¿Enamorarse surte el mismo efecto que una droga?
Hace unos
años, la investigadora Lucy Brown, catedrática de neurociencia del Colegio de
Medicina Albert Einstein de Nueva York, utilizó imágenes de resonancia
magnética para estudiar el cerebro de 17 jóvenes que decían estar "recién
y locamente enamorados". Observó que mirar la foto de la persona amada
activaba tanto las neuronas del núcleo caudado como las del tegmento ventral,
dos áreas cerebrales vinculadas al placer. Y comprobó que ambas áreas se
inundaban de la hormona dopamina en el cerebro enamorado.
El resultado: una sensación muy similar al
"subidón" que causan las drogas. Que, además, ayuda a que los
enamorados se sienten cargados de energía, mucho más motivados y dispuestos a
asumir riesgos.
¿Es posible no enamorarse nunca?
A nivel biológico, el amor es fruto de un sano desequilibrio
bioquímico. Los cerebros de los amantes están inundados de un neurotransmisor
-molécula que lleva mensajes entre neuronas- llamado dopamina. Ésta se cuece en
el sistema límbico, la parte del cerebro más involucrada en las emociones. Las
personas con el sistema neuroendocrino bien ajustado tarde o temprano se
enamoran. Es inevitable. Ahora bien, trastornos como la depresión y el autismo
vienen de la mano de desajustes hormonales a nivel cerebral. Por ejemplo, una
sobredosis de prolactina en el hombre y de andrógenos en la mujer alteran la
capacidad afectiva. Lo mismo sucede con ciertos trastornos psicosomáticos, como
la alexitemia.
Conclusión, disfrutad del amor mientras dure, saborearlo y vividlo!
Hasta pronto!
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